Monseñor Miguel León Prado
* 25 diciembre 1854 +3 marzo 1934
Primer Obispo de Linares
Nació el 25 diciembre 1854 en Santiago. Ordenado sacerdote el 22 septiembre 1877. Gobernador Eclesiástico de Talca (1913-1925). Elegido Obispo de la recién creada Diócesis de Linares, el 14 diciembre 1925.
Consagrado en la Catedral de Santiago el 27 diciembre 1925, por el Nuncio Apostólico Mons. Benedetto Aloisi Masella. Tomó posesión de su Diócesis el 25 abril 1926.
Bien anciano llegó -el primer Obispo de Linares- a la conducción de esta Iglesia particular. Fue fundamental en la preparación de la infraestructura indispensable el Párroco de Linares don Abel Leiva Concha, hombre notable y de mucho empuje, quien no alcanzó a preparar una vivienda digna -para recibir al nuevo Obispo-, por lo que éste, después de asumir, tuvo que albergarse durante varios meses en la casa de los Salesianos.
El Obispo fundador desplegó sus primeros proyectos, pero un terremoto en 1928 frenaría enormemente los planes que había para desarrollar la naciente Diócesis. Hubo que demoler la Catedral, y buena parte de las escuálidas energías debieron canalizarse hacia su reconstrucción, así como a dotar de más clero a la Iglesia local.
Don Miguelito, como lo llamaban cariñosamente sus feligreses, había sido un gran cura de la Zona Sur de Santiago, donde levantó el templo parroquial de San Miguel y promovió con mucho éxito a los Obreros de San José en lo que hoy es la Comuna de San Miguel (nombre, en su honor).
Después había sido Gobernador Eclesiástico de Talca. Al llegar a Linares se preocupó de darle mayor auge al Instituto Linares, que quiso rebautizar como "San Miguel" y como no le resultara, creó la Escuela "San Miguel" valiéndose de la escuela parroquial Arturo Prat que trasladó desde la calle Kurt Möller a las dependencias de la Casa de Ejercicios de calle Colo Colo con Manuel Rodríguez. Fundó también las Parroquias de "San Miguel" de Colbún (1930) y “Nuestra Señora del Carmen" de Nirivilo (1933).
El 18 octubre 1925, S.S. Pío XI, creaba nuevas Diócesis en Chile, por su Bula “Notabiliter Anctos”. Entre estas estaban las de Diócesis de San Bartolomé de Chillán y de San Ambrosio de Linares; nombrando Obispos de las nuevas iglesias a Mons. Martín Rucker Sotomayor, para Chillán, que tomó posesión el 25 abril 1926 y para Linares, a Mons. Miguel León Prado, quien entraba oficialmente a su sede a principios del año 1926.
Con la creación de la Diócesis de Linares, el “Instituto Linares” pasó a depender del obispo Mons. Miguel León Prado. En Chile entero, el nombre de D. Miguelito, como se le conocía y llamaba con cariño y respeto, era emblema de alma grande y noble, de generosidad y desprendimiento, de apostolado fecundo y de abnegaci6n.
Casi medio siglo, cura de la Parroquia de San Miguel Arcángel, de Santiago; Gobernador Eclesiástico de Talca, varios años, dejó una estela luminosa de virtudes y de buenas y grandes obras para el bien de la Iglesia..
Mons. León Prado, pensó -desde su llegada a Linares-, en abrir un Seminario Menor para la formación del futuro clero de su Diócesis. Un Seminario es el ideal de todo Obispo, desde el momento en que el Santo Concilio Tridentino así lo ordenó y la legislación de la Iglesia lo resumió en el número 1354, de sus Cánones: “Cada Diócesis, en un lugar conveniente, elegido por el Obispo, tenga un Seminario o Colegio, en el cual se forme cierto número de jóvenes para el estado clerical”
Era natural pensar que el Instituto Linares, único colegio diocesano de hombres con el cual contaba, fuera la base para representar su pensamiento. El rector de la época, R. Padre Fernández, expuso con franqueza al Obispo que los Mercedarios no podrían seguir atendiendo el colegio. Mons. León Prado, con el optimismo propio de todos sus actos; sin desconocer la verdad de lo expuesto, le rogó que le proporcionara tres padres para encargarse de la obra del Seminario, prometiendo él encargarse del sostenimiento de ellos y del colegio. Insistió que los Mercedarios siguieran con el Instituto, como Seminario Menor, mientras obtenía otra Comunidad que se encargara de la obra.
En tanto, el deporte se incrementaba y sostuvo victoriosamente varios encuentros con equipos de prestigio, como el triunfo obtenido por el Instituto Linares, sobre el equipo futbolístico del Seminario de San Pelayo de Talca.
El primer Obispo de Linares empezó la realización de su pensamiento, cambiándole nombre al Instituto Linares, por Instituto de los Santos Ángeles Custodios de Linares. Tomó la dirección de este Instituto, el Pbr. D. José Tomás Valenzuela; quien fue su rector, desde 1927 y hasta octubre de 1931.
En el año 1929, inicios de marzo, el Instituto de los Santos Ángeles Custodios de Linares, aparece con el nombre de Seminario Conciliar de San Miguel Arcángel, nombre que le diera el Obispo León Prado.
El 3 marzo 1934, falleció santamente, como había sido su vida entera, el primer Obispo que tuvo la Diócesis de Linares, Mons. Miguel León Prado; siendo sepultado temporalmente en la Iglesia del Inmaculado Corazón de María, en Linares.
Fue nombrado Vicario Capitular, durante la vacancia de la Sede, el virtuoso y prudente sacerdote Mons. Abel Leiva Concha, que tenía en su brillante hoja de servicios apostólicos, el fervor y progreso de las Parroquias de San Javier de Loncomilla, de Parral y de Linares.
La Vicaría de Mons. Leiva Concha -en la Iglesia de Linares-, duró hasta el 28 d abril de 1935, en que le fue dado su nuevo Pastor, que se consagraba, ese día, en la Catedral de Santiago, en la persona del Excmo. Juan Subercaseaux Errázuriz.