PLAZA DE ARMAS
Tiene, en su entorno, elementos visuales que permiten llevarse un excelente recuerdo fotográfico, de su paso por el lugar: el odeón, la mona y la pileta, los monumentos a Carlos Ibáñez del Campo, a Carrera, a Prat, a O`Higgins, el reloj; la Quimera, que rinde homenaje a los 150 años de la ciudad, el monolito de los fundadores… y algunos edificios de su entorno: la Iglesia Catedral, la Municipalidad, la Gobernación, orgullo de los linarenses, por nuestra plaza y por el significado que ésta tiene.
Revisando algunos escritos en la Revista LINARES, hemos encontrado datos interesantes de traer a la memoria. En la plaza estaba el edificio de la Intendencia; donde funcionaban la Municipalidad (Ayuntamiento), la Cárcel y el Juzgado de Letras. Existían dos hermosas y paralelas plantaciones de naranjos, por los cuatro costados. Árboles completamente sanos, de pronunciado verde oscuro, frondosos y en la estación correspondiente cargados de naranjas, que nadie tomaba. (Leopoldo Urrutia, primer secretario de la Intendencia de Linares, 1874, R. LINARES, Nº 14).
Hasta el 25 de noviembre de 1877 existió en Linares una Banda de Músicos; que tocaba en la plaza. La disolución de la banda fue una enorme pérdida para la ciudad. En una entrevista -encontrada en R. LINARES- a Benjamín Letelier (integrante del Batallón Cívico, de 64 años), respecto del Linares de 1912, decía: el orden de la ciudad, y en la plaza, era resguardado por unos pocos policiales que anunciaban el estado del tiempo y la hora, siendo muy agradable de oír, de vez en cuando: -¡son las 9 y está nublado!…, -¡son las 10 y quiere llover!…, -¡son las 12 y está lloviendo!
Hasta 1951, la plaza de Linares estuvo formada de árboles frutales muy grandes, que invitaban a los habitantes a sestear (hacer la siesta) bajo su sombra, sobre todo en los ardientes meses de enero y febrero. Al iniciarse el otoño, la alcaldía decretó la transformación de este paseo, y -por ende- la muerte de los preciosos olmos que rodeaban los costados norte, oriente y poniente, ya que por el sur existían aromos australianos, plantados (1906), por D. Sandalio J. Herrera.
Al ordenarse la corta de los olmos, hubo en la ciudad una protesta general, pues se estimaba que en Linares no tenían razón de ser los llamados parques ingleses, aspecto que se quería dar a nuestra plaza. (R. LINARES, Nº 31, 1940).
Presentaba jardines muy lindos, plantaciones de naranjos, una hermosa pila al centro y un gran espacio entre los árboles, donde se efectuaba la parada dominguera del Batallón Cívico, cuya famosa banda llamaba la atención, cuando desfilaba por el pueblo; siempre presidida por una charanga: enorme farol conducido por un oficial. Todo un ceremonial para una ciudad y sus habitantes, tal como ocurría cuando la Banda de la Escuela de Artillería realizaba sus retretas, al finalizar la misa dominical del mediodía.
La plaza, de aquel entonces, estaba cerrada con gruesas cadenas de hierro y en el centro había un kiosco donde se efectuaba la repartición de premios a las escuelas y se hacía la fiesta del palo trenzado el 18 de septiembre. (Entrevista a Estanislao Insulza Quintana, Secretario y luego Intendente de la Provincia, R. LINARES, 1941 y 1945). Los jardines estaban divididos en cuarteles (cuadrados con césped y flores) -uno para cada familia del entorno-, para su mantención, cuidado y arreglos correspondientes.
Este lugar, sin duda, es un atractivo para los linarenses y para quienes nos visitan, como ocurre en todas las plazas del país. Y lo que aquí ocurra, nos beneficia como ciudad. La plaza es el referente donde se emplazan los lugares y/o edificios institucionales más importantes de la ciudad: municipio, gobernación, bancos, iglesia, juzgado, tribunales…, tal como fueron diseñadas en el pasado. Es nuestra carta de presentación; por ello, todos somos responsables de su cuidado.
La Plaza de Armas de Linares, en su actualidad, se mantiene en buena forma y con sumo cuidado, por parte de los encargados. Esperemos que siga con su verdor y no sea utilizada para otros menesteres. Recordemos, por el bien de todos… hay contenedores de basura y escaños: para bien usar.
Manuel Quevedo Méndez